“Es necesario que cambie la realidad, para que Uruguay, que llega a más de 17.000 dólares per cápita, pueda convertirse en un país desarrollado en un mediano plazo, duplicando ese nivel meta que, de acá a 2050, es realmente posible”, agregó el jerarca.

Soto destacó, el pasado viernes, en el seminario "Los cuidados en clave de mercado laboral: miradas múltiples", la presentación de tres publicaciones: Mercado de trabajo y los cuidados: situación actual y análisis prospectivas sobre la caracterización del trabajo remunerado en cuidados entre 2015 y 2017; Dispositivos de conciliación de la vida laboral, familiar y personal sobre los beneficios de cuidados en el mercado actual y las cláusulas de la negociación colectiva; y Los regímenes de licencias y cuidados.

Consideró que estos insumos profundizan en la experiencia de la vida cotidiana y aportan a la construcción del sistema.

El subdirector de OPP calificó al Sistema de Cuidados como el cuarto pilar del bienestar social, junto a la salud, la educación y la protección social. En tal sentido, dijo que desde la OPP se trabaja en el marco de los estudios Uruguay 2050 en el impacto a largo plazo de la oferta laboral vinculada a la temática de cuidados.

“En 2050, la tasa de actividad laboral inexorablemente caerá si no hacemos nada, pero si se da la posibilidad de que más mujeres se incorporen al mercado laboral o aumenten sus niveles educativos, con políticas como la de cuidados, vamos a poder tener una fuerza laboral que puede sostener los niveles de bienestar actuales”, indicó.

Profundizó en esta idea al agregar que, para la mejora de la productividad de la economía, uno de los elementos sustanciales es que las mujeres puedan incorporarse al mercado de trabajo, lo que comienza con compartir responsabilidades de cuidados con los varones y con dejar a los niños en centros de cuidados.

Soto también dijo que el Sistema de Cuidados incide en forma directa sobre el mercado de trabajo, con la creación de 4.000 puestos laborales directos y el cumplimiento de la meta de la universalización de la educación para los niños de 3 años.

Destacó, por último, que las políticas sociales han sido muy exitosas en la reducción de la pobreza infantil, en comparación con lo que se hizo en los años 90 o 2000, lo que se visualiza en la mejora de los niveles de bienestar. Enfatizó que describir esta situación no significa negar la exclusión que padecen los niños que nacen bajo la línea de pobreza, que alcanzaba en 2017 a un 17 % de los menores de seis años. No obstante, los índices de pobreza en la infancia se redujeron sensiblemente desde el año 2006, cuando la pobreza superaba al 50% de la población menor a seis años.

Fuente: Presidencia